Cada día por los aeropuertos pasan cantidades innumerables de personas que dejan allí un mar de sentimientos y lágrimas, algunos de tristeza y otros de felicidad.
¿Les ha pasado que poco tiempo antes de realizar un viaje, llega un pequeño sentimiento que te hace pensar en que no te quieres ir? Ya sea antes de dejar nuestro hogar y nuestros seres queridos o antes de dejar aquel lugar en el que llevas poco tiempo y nuevas personas y experiencias han llegado a tu vida. Decir “adiós” nunca es fácil.
No importa que tantas veces hayas dicho esa palabra en tu vida, no importa cuántas ocasiones te hayan despedido en un aeropuerto, incluso cuando has estado solo. Siempre sentirás ese nudo en la garganta que te dice “llego el momento de decir adiós”. Llega la frase “quizá algún día nos encontremos nuevamente”, quedan las promesas de aquellos lugares que no pudimos ver y todo lo que nos faltó por sentir se convierte en una motivación para querer regresar. Sí nos despedimos de seres queridos, pasamos al teléfono todo el tiempo hasta que inicia el vuelo; contando cada detalle, repitiendo lo mucho que nos extrañaremos y recibiendo las recomendaciones de seguridad y sí estamos en solitario, vivimos ese momento con nostalgia al recordar todo lo que pudimos vivir allí e imaginariamente estamos haciendo planes para nuestro regreso.
Quizá despedirse es la parte más difícil de viajar, te apegas fácilmente a un lugar, a las personas, y piensas en lo que extrañaras cuando no estés allí. La nostalgia siempre es uno de los sentimientos que acompañan tus últimos momentos en un lugar.
He dicho adiós muchas veces, especialmente a mi compañero de vida, por él llegué a México y después de 8 meses juntos llegó ese momento de nuevamente decir “adiós”. Una vez más llegan las promesas y los planes para volvernos a ver y estar juntos. A pesar de que es otra de muchas despedidas una vez más los sentimientos están a flor de piel, lloraré y sentiré que me muero por un rato, pero luego esos sentimientos se borrarán por la ilusión de volverlo a ver.
También sentimos el mismo nudo en la garganta cuando nos preguntan ¿qué día viajas?, en ese instante empezamos a realmente sentir que la cuenta regresiva comenzó. En momentos, también es inevitable que tus ojos se cristalicen y tu voz se quebrante al responder.
Una vez más concluiré que nunca llegaremos a acostumbrarnos a decir “adiós”.
*La fotografía fue tomada en una de las murallas que rodean La Ciudad Azul, Jodhpur – India